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miércoles, 24 de junio de 2020

DIOS TE LLAMA A ALGO GRANDE

DIOS TE LLAMA A ALGO GRANDE


#Robinsonvasquez

Estamos creyendo a Dios por un tiempo en que se va a levantar un grupo de gente que tiene lo que hemos llamado como el factor multiplicador, que todo lo que Dios ponga en sus manos, lo van a multiplicar.  La fe judeo-cristiana comenzó con la fe de un hombre que creyó que Dios lo podía hacer mil veces más de lo que él era.  

Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.”  Génesis 12:1-3  

Esta fue la invitación de Dios a Abraham: Sal de este lugar, que te voy a hacer más de lo que tú eres hoy.  Y ese es el llamado de Dios para todos.  Dios llama a personas, siempre mostrándoles el futuro grande que tiene para ellos.  Y es muy triste que a través de los tiempos, por causa de errores que se han cometido, hay gente que ha perdido esto de vista; el llamado de Dios a través de toda la Biblia ha sido para que la gente vea cosas más grandes de lo que jamás habían visto.  

En el Nuevo Testamento, lo vemos también.  Cuando Jesús llama a Pedro, lo primero que hace es multiplicarle los peces.  Pedro no había pescado nada en toda la noche, y el Señor le da aquella pesca milagrosa, aquel milagro sobrenatural.  Pero no bastó con eso; Jesús le dijo: Sígueme, y te haré pescador de hombres; te haré algo más grande de lo que tú jamás habías pensado.  Más adelante, cuando Pedro cuestiona qué va a pasar con él por causa del joven rico al que Jesucristo le dijo: Cuán difícil es que un rico entre en el reino de los cielos; Jesús le dijo: No hay nadie que haya dejado casa, padre, madre, hijos, que no reciba cien veces más aquí y ahora, y en el más allá la vida eterna.  En un momento dado, Cristo tuvo que decirle a Pedro: Tienes que dejar la capa y la espada, no te puedes llevar nada.  Pero más adelante, dice la Biblia que Dios lo prosperó y lo bendijo.   Así que hay momentos de sacrificio, de esfuerzo, pero la promesa fue: Voy a darte cien veces más aquí y ahora, y en el más allá la vida eterna.  

La promesa de Dios para Abraham fue una descendencia terrenal y una espiritual.  Sin embargo, hay quienes todavía batallan con el hecho de que Dios quiere darte promesas espirituales y también terrenales.  Hay quien quiere que la invitación que le hagamos a la gente sea: Ven y sírvele a Dios y sufre.  Pero en la Biblia vemos que no fue así.  Dios llama a Abraham y le dice: Te voy a bendecir, te voy a prosperar, te voy a hacer alguien grande; voy a bendecirte de forma sobrenatural, de forma poderosa.  Abraham no hubiera salido de casa de su padre y de su parentela, si Dios no le promete algo más grande de lo que él tiene allí.  Más adelante, cuando Abraham está frustrado, Dios le da la visión de los cielos, de las estrellas.  Sabemos que eso representaba la bendición de la generación espiritual; que lo que Dios quería hacer era más grande que simplemente darle hijos a Abraham; le daría una nación natural y una espiritual, e irían en conjunto.  Se nos ha condenado toda la vida por creerle a Dios que Él quiere prosperarnos y que haya progreso, pero nadie recibe una invitación para estar peor que antes.  

Hoy te extendemos esta invitación a salir de casa de tu padre y de tu parentela para creerle a Dios que Él puede hacer contigo algo más grande.  Es una invitación a unirte a los que creemos Deuteronomio 1:6; se acabó estar aquí en este monte, dando vueltas en este desierto; vamos hacia delante, vamos a progresar, a crecer, alcanzando toda la bendición sobrenatural que Dios tiene para nuestra vida.  Este es el momento de creer, de confiar en su palabra y de entender que Él tiene grandes cosas para ti.  No te sientas mal en aspirar, en querer alcanzar, en lograr.  No tienes que tener lo uno y dejar lo otro; no dejas de ser espiritual porque terrenalmente Dios te prospere ni puedes pensar que porque prosperes terrenalmente tienes lo espiritual.  Tienes que tener el balance de las dos cosas.  

El llamado que Dios te hace hoy es a que te unas en creerle y salgas de la frustración, del pasado, y digas: Me voy a mover a todo lo que Dios tiene para mi vida.  Este es el nuevo tiempo que Dios tiene para ti.  

La promesa de mil veces más no se trata de una fórmula matemática; eso es lo que muchos confunden.  Hay diferentes experiencias que ocurren en la vida de aquellos que creen que Dios les puede hacer mil veces más, y una de ellas es la bendición generacional.  

Jacob entró a Egipto con setenta y dos personas, y salió de allí con millones, pero tomó años.  A Abraham, Dios le promete darle una nación.  Abraham sale por fe, y su camino no fue fácil; hubo momentos de sequía, de hambre, de pobreza, tomó malas decisiones, se juntó con la gente incorrecta.  Así que no era una vida totalmente placentera, pero vemos cómo Dios va ayudándole a librarse y levantarse por encima de todos los problemas.  Dios le promete una nación, y llega un momento donde Abraham comienza a cuestionar cómo es que Dios le prometía una nación pero no le había dado un hijo.  Y quizás tú hoy estás también cuestionando cómo es que Dios te puede hacer mil veces más, considerando la situación que estás viviendo.  Pero Dios comienza a tratar una vez más con la vida de Abraham, y a mostrarle cuál era su plan.  Dios le promete una nación, y lo que le da es un hijo de la promesa.  Abraham tuvo otros hijos, pero era Isaac el hijo de la promesa, y en ese hijo estaba cumplida toda la promesa de Dios.  El error de muchos ha sido no entender que mil veces más es un proceso de progreso, de crecimiento, de desarrollo; de una manifestación progresiva en tu vida, donde tu familia hoy comienza a moverse hacia delante, y tus hijos y tus nietos llegan a ser mejor de lo que tú fuiste.  Y esa promesa de grandeza es la que te hace vivir creyendo que Dios te va a dar la victoria que te ha prometido.  Esa promesa es la que hace que tú te corrijas, te arrepientas, te ordenes, te arregles, que no te des por vencido.  Esa promesa de Dios es la que hace que cuando cometes errores vuelvas a encaminarte porque entiendes que tienes que cumplir con Dios y serle fiel, porque Él va a ser fiel a su promesa en tu vida.  

La promesa de mil veces más se convierte en una actitud personal donde no permites que nada te detenga; ni tus fracasos personales ni tus problemas ni dificultades; una actitud donde nada de lo que te ocurra te hace cuestionar el propósito de Dios para tu vida, sino que todavía crees que Él está presente y que Él quiere para ti las mejores cosas.  

Cuando Dios te llama, siempre es para algo más grande.  A Natanael le dijo: No has visto nada.  A Jacob le dijo: Te voy a prosperar, te voy a bendecir, voy a hacer de ti algo grande.  A José le dio un sueño, a Pablo lo llamó para que alcanzara grandes cosas.  Dios nunca te llama para algo pequeño, para retroceder.  Dios te llama para progreses, para que crezcas, para que seas más grande de lo que eres hoy.  

 by:otonielfont


viernes, 12 de junio de 2020

Indisciplina Social, Falta de Cultura Ciudadana, o necesidad.


Indisciplina Social, Falta de Cultura Ciudadana, o necesidad.

 

Robinson vasquez puche



   




  

La indisciplina social no conoce nivel socioeconómico, nuestras culturas de bacaneria, alegría, celebraciones, y falta de sentimiento de emergencia, nos ha pasado la factura en el aumento de contagios hoy en la localidad suroriente, donde hay aumentos de coronavirus. Existen en nuestras localidades dos grupos que confunden muchos los que tienen aun en pandemia los observar tomar beber, festejar o desahogarse y los que no tienen, los que salen a buscar la comida, salen por necesidad, por la moral de suplir a sus casas y aun así no es suficiente por que la  realidad de sus obligaciones en servicio públicos no los deja dormir, y aun así hay otro grupo invisible el que no tiene nada que comer el vulnerable los que sufren por no tener nada, le toca salir a pedir, poner el pecho este no tiene empleo, vive del día a día de los que salga.

Las falsas cadenas de whatsapp, la desinformación, las posiciones políticas de muchos sobre el tema, la necesidad de comer, de llevar sustento a familias vulnerables por falta de atención en esta pandemia también vinculo a muchos a este grupo de indisciplina social el cual por fuentes de información no idóneas confundió a muchos hasta el no AUTOCUIDARSE ellos y su familia, al no creer que el coronavirus no existe y su frase de batalla

“Donde esta el enfermo del barrio del coronavirus, no lo conozco” no creo, no creo , no creo,pero vive guardado en su casa y no deja el tapabocas  je,je,je,je

El coronavirus ha desnudado, asimismo, nuestros casi genéticos comportamientos inciviles.

Que hacer´? Que medidas tomar ? solo apelar al autocuidado personal y ayudar a los pobres de nuestras comunidades a salir adelante.

La propuesta de una cultura ciudadana supone lograr transformaciones de carácter político y cultural que promuevan el fortalecimiento o la adopción de creencias, ideas, valores, prácticas y costumbres compartidas socialmente que favorezcan la convivencia en las comunidades, localidades, a través del fomento de dos principios de acción ciudadana: la corresponsabilidad y la autorregulación. Y esa es una de las tareas que vienen siendo abordadas por el jefe de cultura ciudadana DAVID MONTERO J, trabajar con la misma comunidad, sus líderes, comunales, ediles en apoyo con el gobierno distrital en la creación de una conciencia de autocuidado y emergencia.

Queda mucho por hacer hay que dar el ejemplo, los lideres no se esconden en tiempo de crisis.


miércoles, 10 de junio de 2020

EL SUEÑO QUE TÚ NUNCA HAS SOÑADO


EL SUEÑO QUE TÚ NUNCA HAS SOÑADO

Robinson vasquez puche








un sueño que tú todavía no has soñado; y ese sueño es el que tiene que desatarse en tu corazón, el sueño de Dios para tu vida.  ¿Cómo vivir el sueño que todavía no has soñado? 

18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.”  Mateo 14:18-20 

Ellos eran pescadores, y Dios les llama para hacer de ellos pescadores de hombres.  El sueño de ellos era ser pescadores; el sueño que ellos nunca habían soñado era ser pescadores de hombres.  Ese era el sueño de Dios para sus vidas.  Pero estaban enfocados en sus sueños.  Ellos descubren el sueño de Dios por una crisis, por un problema.  Esto ocurre en un momento crucial de la vida de Pedro.  Pedro no tenía nada, sino barcas vacías.  Cuando Jesús llega allí, le pide las barcas a Pedro prestadas para predicar; Jesús predica y cuando se baja, le dice a Pedro: Echa la red al otro lado.  Pedro dice: No hemos pescado nada en toda la noche, pero en tu palabra echaré la red.  Y, cuando lo hace, se llena la barca, y entonces Jesús le dice: Ven y sígueme.  El momento más fácil para Jesús pedirle a Pedro que se fuera con él, era cuando Pedro no tenía nada, porque solo habría dejado atrás las barcas vacías.  Pero Jesús no hace la invitación de que Pedro se fuera con él en el momento de no tener nada; la crisis de no tener nada, le da la oportunidad de que Jesús haga un milagro, y ese milagro le hace soñar algo que él nunca había soñado.  Y ahora es más difícil irse detrás de Cristo, porque ahora tiene las barcas llenas, así que tiene su sueño cumplido, pero ahora tiene que seguir a Jesús.  Y Pedro hizo lo correcto: Dejó las barcas llenas y se fue para perseguir y vivir el sueño que nunca había soñado. 

En cambio, la Biblia nos habla de otra gente a la que Jesús hizo esa misma invitación y no la aceptaron.  Hubo un joven que le dijo: Deja que entierre a mis padres.  Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos.  Parece una frase cruel; ¿cómo Jesús no le iba a dar unos días para que hiciera luto y enterrara a sus padres?  Pero es que eso no es a lo que se refiere.  Aquella expresión lo que quería decir era: Déjame regresar a casa de mis padres –que seguían vivos – déjame preparar todo mi futuro, deja que ellos preparen el testamento, y cuando yo tenga toda mi vida organizada, entonces regreso y me voy contigo.  Jesús no podía esperar a eso; el joven tenía que aceptar en ese instante. 

50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.”  Juan 1:50 

Este es otro hombre que Jesús llama.  Está Natanael sentado bajo su higuera, soñando con el Mesías, y le dicen que encontraron al Mesías.  El hombre va a ver a Jesús, quien le dice: Estabas soñando bajo la higuera.  Natanael responde: ¿Cómo lo sabes?; ¡tú eres el Mesías!  Y Jesús le dice: ¿Porque te dije eso, crees?  De cierto te digo que hay algo más grande que tú nunca has soñado; vas a ver cosas más grandes de lo que habías imaginado.  Porque siempre, para cada uno de nosotros, Dios tiene un sueño que todavía no hemos soñado. 

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”  1 Corintios 15:9-10 

El apóstol Pablo, toda su vida tenía una pasión por hacer algo que él creía que era correcto: Perseguir cristianos.  La vez que tiene su encuentro con el Señor, tenía cartas para ir a matar a unos cuantos cristianos, y cuando va persiguiendo algo que él cree que tiene que arreglar, en ese camino, Dios lo detiene y le dice: Estás persiguiendo lo incorrecto.  Pero si él nunca hubiera perseguido lo incorrecto, nunca hubiera encontrado el sueño de Dios para su vida.  Hay gente que nunca alcanza nada porque nunca persiguen nada.  Hasta que tú no persigas algo, nunca te podrás encontrar con el verdadero sueño de Dios para ti.  Cuando Jesús se encontró con Pablo, no le reclamó por todos los que había matado.  Lo que le dijo fue: Es a mí que estás persiguiendo; pero no te has dado cuenta que hay algo más grande que tienes que perseguir; soy yo quien siempre te ha perseguido, y hoy te encontré.  Y ese hombre se convirtió en el más grande escritor del Nuevo Testamento. 

Pablo había soñado, había perseguido algo, pero había un sueño que no había tenido todavía.  Tú también tienes un sueño que no has soñado y que Dios tiene reservado para ti. 

José tuvo esta experiencia.  Cuando llegó al palacio, se dio cuenta de lo que significaba su sueño.  Veía doce espigas que se doblaban ante él; y pensó: Mis hermanos se van a doblar ante mí.  Ese es el sueño de José.  Luego vio el sol y la luna inclinándose ante él, y entendió que eran sus padres, que se inclinarían ante él.  Ese es sueño de José.  Pero el sueño de Dios era que todo Egipto se doblara ante él.  Trece años después, Faraón dio la orden: Todo el que vea a José, tiene que doblar sus rodillas ante él.  El sueño que nunca José soñó era el sueño que él tenía que vivir.  Pero la única manera de llegar al sueño que él nunca había soñado, era pasando por todo lo que pasó para vivir el sueño de Dios. 

Lo que tú has soñado es bien pequeño comparado con lo que Dios quiere que tú vivas.  Hay un sueño que todavía tú no has soñado. 

miércoles, 3 de junio de 2020

¿Acceso a internet gratis : derecho fundamental por conexidad?


Acceso a internet gratis : derecho fundamental por conexidad

Robinson vasquez
Robinson vasquez


¿Quien ayuda al empleado con el gasto de su internet en su casas si trabaja para una empresa ?

El aislamiento obligatorio, adoptado globalmente con ocasión de la pandemia del COVID-19 ha reactivado la discusión – planteada con anterioridad – sobre si el acceso a la internet es un derecho fundamental.

Antes de continuar es útil recordar su definición: “Los derechos fundamentales son todos aquellos derechos de los cuales es titular el hombre por el mero derecho de serlo, es decir que le pertenecen al ser humano sin distinción de raza, condición, sexo o religión. Se les ha dado varias denominaciones como lo son: derechos humanos, derechos del hombre, derechos de la persona para luego definirlos como derechos fundamentales”

A la vanguardia de quienes sostienen que el acceso a internet es “per se” un derecho fundamental está la columnista de EL HERALDO, Tatiana Dangond, quien en un juicioso análisis retrotrae el debate al 2011; año en que se discutió – ¡y se negó! – en Colombia la incorporación de este derecho al texto de la reforma constitucional que cursaba en esa época en el Congreso de la República.

Así mismo, la columnista cita el informe presentado a la asamblea general de las Naciones Unidas por Frank La Rue en ese mismo año, en el que pretendía demostrar que: “el acceso a internet debía contemplarse como un derecho humano por ser necesario para el ejercicio efectivo de la libertad de expresión y el acceso a la información”.

Y para concluir afirma: “Nueve años después un mundo en el cual la digitalización era el reto, se transforma inevitablemente para responder a una pandemia y encierra a millones de personas y familias en su casa para evitar el contagio. Mientras todo esto sucede, colegios universidades, empresas e instituciones públicas advierten que no se suspenden sus labores, que es deber trabajar y estudiar desde sus casas, petición razonable para evitar el colapso de la economía, el funcionamiento del Estado y el acceso a la educación. ¿Qué derechos fundamentales se desconocerían si las personas no pudieran desarrollar ninguna de estas actividades desde sus casas? (…) desde el derecho al trabajo hasta el derecho a la educación, sin entrar a ver todas las consecuencias que esto tendría sobre el mínimo vital, la vida o la salud”

De otra parte, hay opiniones más moderadas, pero tangencialmente coincidentes que afirman que: “El Internet es un medio para la materialización de dichos derechos (fundamentales) los cuales deben ser garantizados por el Estado”

La anterior afirmación nos aproxima a lo que conocemos como derechos fundamentales por conexidad. Son aquellos: “que no siendo denominados como tales en el texto constitucional, sin embargo, le es comunicada esta clasificación en virtud de la íntima relación con otros derechos fundamentales, de forma que si no fueren protegidos los primeros de forma inmediata se ocasionaría la vulneración o amenaza de los segundos”

Para la muestra un botón: la salud en su momento fue un derecho fundamental por conexidad con el derecho a la vida antes de ser un derecho reconocido como fundamental autónomo.

Otro asunto aparte pero pertinente es el aumento de la cobertura de la conectividad, que deberá ser tan prioritaria en las tareas gubernamentales como la infraestructura física que permitirá a los productores del agro sacar sus productos a los mercados nacionales e internacionales. Ambas conectividades deberán avanzar al tiempo: la infraestructura física y la conectividad virtual.

Las anteriores opiniones nos invitan a reflexionar sobre el futuro de la humanidad después de la pandemia (la “postpandemia”); porque de lo que sí estamos seguro, es que el mundo no será el mismo. Sin temor de exagerar, pensamos que marcará un hito que dividirá la historia del planeta en antes y después del COVID-19.

Los que logren sobrevivir esta tragedia -Dios nos mire con ojos de misericordia-, deberán reconciliarse con la naturaleza y con el ser humano tal como lo expusiera magistralmente el Papa Francisco durante la liturgia en la que impartió al mundo la bendición urbi et orbe.  

Y en una nueva escala de valores universales los derechos humanos deberán posicionarse por encima de todos los demás con especial prevalencia sobre los intereses individuales que privilegian a una ínfima minoría que detenta el poder económico sin atender la función social de la propiedad de los medios de producción en un mundo tan desigual e inequitativo.

Por: Orlando Abello Martínez-Aparicio / Abogado Asociado