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miércoles, 10 de junio de 2020

EL SUEÑO QUE TÚ NUNCA HAS SOÑADO


EL SUEÑO QUE TÚ NUNCA HAS SOÑADO

Robinson vasquez puche








un sueño que tú todavía no has soñado; y ese sueño es el que tiene que desatarse en tu corazón, el sueño de Dios para tu vida.  ¿Cómo vivir el sueño que todavía no has soñado? 

18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.”  Mateo 14:18-20 

Ellos eran pescadores, y Dios les llama para hacer de ellos pescadores de hombres.  El sueño de ellos era ser pescadores; el sueño que ellos nunca habían soñado era ser pescadores de hombres.  Ese era el sueño de Dios para sus vidas.  Pero estaban enfocados en sus sueños.  Ellos descubren el sueño de Dios por una crisis, por un problema.  Esto ocurre en un momento crucial de la vida de Pedro.  Pedro no tenía nada, sino barcas vacías.  Cuando Jesús llega allí, le pide las barcas a Pedro prestadas para predicar; Jesús predica y cuando se baja, le dice a Pedro: Echa la red al otro lado.  Pedro dice: No hemos pescado nada en toda la noche, pero en tu palabra echaré la red.  Y, cuando lo hace, se llena la barca, y entonces Jesús le dice: Ven y sígueme.  El momento más fácil para Jesús pedirle a Pedro que se fuera con él, era cuando Pedro no tenía nada, porque solo habría dejado atrás las barcas vacías.  Pero Jesús no hace la invitación de que Pedro se fuera con él en el momento de no tener nada; la crisis de no tener nada, le da la oportunidad de que Jesús haga un milagro, y ese milagro le hace soñar algo que él nunca había soñado.  Y ahora es más difícil irse detrás de Cristo, porque ahora tiene las barcas llenas, así que tiene su sueño cumplido, pero ahora tiene que seguir a Jesús.  Y Pedro hizo lo correcto: Dejó las barcas llenas y se fue para perseguir y vivir el sueño que nunca había soñado. 

En cambio, la Biblia nos habla de otra gente a la que Jesús hizo esa misma invitación y no la aceptaron.  Hubo un joven que le dijo: Deja que entierre a mis padres.  Y Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos.  Parece una frase cruel; ¿cómo Jesús no le iba a dar unos días para que hiciera luto y enterrara a sus padres?  Pero es que eso no es a lo que se refiere.  Aquella expresión lo que quería decir era: Déjame regresar a casa de mis padres –que seguían vivos – déjame preparar todo mi futuro, deja que ellos preparen el testamento, y cuando yo tenga toda mi vida organizada, entonces regreso y me voy contigo.  Jesús no podía esperar a eso; el joven tenía que aceptar en ese instante. 

50 Respondió Jesús y le dijo: ¿Porque te dije: Te vi debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que estas verás.”  Juan 1:50 

Este es otro hombre que Jesús llama.  Está Natanael sentado bajo su higuera, soñando con el Mesías, y le dicen que encontraron al Mesías.  El hombre va a ver a Jesús, quien le dice: Estabas soñando bajo la higuera.  Natanael responde: ¿Cómo lo sabes?; ¡tú eres el Mesías!  Y Jesús le dice: ¿Porque te dije eso, crees?  De cierto te digo que hay algo más grande que tú nunca has soñado; vas a ver cosas más grandes de lo que habías imaginado.  Porque siempre, para cada uno de nosotros, Dios tiene un sueño que todavía no hemos soñado. 

Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”  1 Corintios 15:9-10 

El apóstol Pablo, toda su vida tenía una pasión por hacer algo que él creía que era correcto: Perseguir cristianos.  La vez que tiene su encuentro con el Señor, tenía cartas para ir a matar a unos cuantos cristianos, y cuando va persiguiendo algo que él cree que tiene que arreglar, en ese camino, Dios lo detiene y le dice: Estás persiguiendo lo incorrecto.  Pero si él nunca hubiera perseguido lo incorrecto, nunca hubiera encontrado el sueño de Dios para su vida.  Hay gente que nunca alcanza nada porque nunca persiguen nada.  Hasta que tú no persigas algo, nunca te podrás encontrar con el verdadero sueño de Dios para ti.  Cuando Jesús se encontró con Pablo, no le reclamó por todos los que había matado.  Lo que le dijo fue: Es a mí que estás persiguiendo; pero no te has dado cuenta que hay algo más grande que tienes que perseguir; soy yo quien siempre te ha perseguido, y hoy te encontré.  Y ese hombre se convirtió en el más grande escritor del Nuevo Testamento. 

Pablo había soñado, había perseguido algo, pero había un sueño que no había tenido todavía.  Tú también tienes un sueño que no has soñado y que Dios tiene reservado para ti. 

José tuvo esta experiencia.  Cuando llegó al palacio, se dio cuenta de lo que significaba su sueño.  Veía doce espigas que se doblaban ante él; y pensó: Mis hermanos se van a doblar ante mí.  Ese es el sueño de José.  Luego vio el sol y la luna inclinándose ante él, y entendió que eran sus padres, que se inclinarían ante él.  Ese es sueño de José.  Pero el sueño de Dios era que todo Egipto se doblara ante él.  Trece años después, Faraón dio la orden: Todo el que vea a José, tiene que doblar sus rodillas ante él.  El sueño que nunca José soñó era el sueño que él tenía que vivir.  Pero la única manera de llegar al sueño que él nunca había soñado, era pasando por todo lo que pasó para vivir el sueño de Dios. 

Lo que tú has soñado es bien pequeño comparado con lo que Dios quiere que tú vivas.  Hay un sueño que todavía tú no has soñado. 

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